En el I Congreso de Estudios Latinoamericanos y del Caribe organizado por REC (Red de Estudios Críticos) en Baranquilla en 2019 tuve la oportunidad de escuchar a una investigadora de la Universidad del Atlántico de quien aprendí que en Colombia, antes del español, había más de 80 lenguas indígenas, las cuales, si bien siguen existiendo, están bajo la que hoy es la lengua oficial de la nación.
Precisamente porque damos la bienvenida a los estudios decoloniales, es importante conocer los datos históricos sobre cuándo impuso España el castellano en América.
En 1539 el primer libro (al menos del que se tiene noticia) que se publicó en América (México) fue Breve y más compendiosa doctrina christiana en lengua mexicana y castellana.
Durante el siglo XVI se publicaron obras en lenguas mexicanas (maya, mixteco, náhuatl, zapoteco…) y guatemaltecas.
En 1579 se crea en la universidad de Lima la cátedra de quechua.
En 1580 Felipe II escribe: «No parece conveniente apremiarlos [a los indios] a que dejen su lengua natural».
En 1626 se crea en la universidad de México la cátedra de náhuatl.
En 1680 se publica que: «… ordenamos que a los Indios se les pongan Maestros, que enseñen a los que voluntariamente la quisieran aprender, como les sea menos molesto y sin costa», Libro VI, Título I, Ley XVIII, folio 190 recto.
No es hasta 1770 cuando Carlos III, «el monarca ilustrado», impone el castellano como lengua única en todas las colonias «… para que de una vez se llegue a conseguir el que se extingan los diferentes idiomas de que se usa en los mismos dominios, y sólo se hable el castellano». Real Cédula del 10 de marzo.
Si bien en 1784 Kant se preguntaba ¿Qué es la Ilustración? (Was ist Aufklärung?), en el siglo XXI dicha cuestión merece ser situada y replanteada: ¿qué significa la respuesta a esa pregunta —la salida de la autoculpable minoría de edad— para el resto del mundo, más específicamente para los habitantes de las antiguas colonias?